Cuando hablo de dislexia no hablo para identificar a un grupo de personas con un trastorno o un cerebro que no funciona «normal». Digo dislexia para reconocer y conectarme con un grupo de personas sorprendentes que han vivido la experiencia de tener dificultades en la lectoescritura (probablemente por diferencias en su arquitectura neuronal) en un sistema de educativo y de trabajo que coloca al conocimiento sobre todas las cosas, y que han desarrollado la fortaleza, con el apoyo de sus seres queridos (incluyendo algunos maestros), para salir adelante. La dislexia como hashtag de personas asombrosas.