Prácticando Resilencia

A continuación les presento dos cartas que me he escrito. Les pido que las lean y al final les diré el por qué de estos ejercicios. Los dos fragmentos son dos aproximaciones a mí frustración de tener varios meses sin compartir en este blog. Una desde el juicio y la otra desde el cariño y amor.

Primer Borrador de Mierda (PBM)

Miguel, 

Eres un irresponsable, como de costumbre comienzas un proyecto y no lo terminas, no le das avance, y te preguntas entonces por qué te sientes inútil. Ya acéptalo, no tienes la mente para crear un blog, que iluso, que inocente eres, creer que puedes lograr sostener un proyecto que involucre escritura. No tienes la fluidez ni la elocuencia, de donde te llegan esos aires que te hacen creer que puedes escribir algo interesante, habiendo blogs mucho más interesantes que lo que jamás puedas ofrecer. No crees que ya es hora de cerrar este proyecto, ¿Qué sentido tiene ya? Se te fue la inspiración y ya no tienes nada que dar.

Carta desde el Amor

Queridisimo Miguel,

Se que te tiene muy frustrado sentirte estancado estos últimos meses redactando en tu blog. En tu mente el estándar tendría que ser escribir por lo menos una vez por semana, contar con ideas originales, en un proyecto que se expande y tiene más lectores. Sabes que el compararte nunca te lleva a nada bueno. ¿Compararte con quien? ¿compararte para que? Quisiera que recordaras por que comenzaste este blog, tu intensión nunca fue convertirte en un influencer, ni tener miles de lectores. Fue un impulso muy sencillo, ya no puedo ir al pasado para orientarme y compartir la sabiduría que tengo hoy después de experiencias de reto, de frustración, momentos amargos, y momentos donde lo di todo, momentos para celebrar. Viajar al pasado no, pero sí dar estos aprendizaje a otras y otros que los necesiten y que los estén buscando. ¿Ya lo recuerdas?

 Además, pudiste haberlo hecho desde una postura más académica, más abstracta, menos vulnerable. Pero no, te aventuraste a compartir con tu voz y tu sentir más sincero, por que sientes que hace falta que las personas que viven con otra forma de aprender expresen desde su experiencia. 

Qué te sientas estancado no es lo mismo que lo estés, y ten por seguro que alguien en este gran mundo obtendrá beneficio de lo que compartes.

Han sido ya varios meses de bloqueo para redactar. El bloqueo me llega al sentir culpas, y las culpas son parte, para muchos, de vivir los retos de la dislexia; no es sorprendente que la dislexia y la depresión o ansiedad se hagan compañía. Lo dicen investigaciones y experiencias como terapeuta y propias. Esto es lo que quiero platicarles ahora. Sobre mi continuo reto de crecer y salir adelante con todo y la ansiedad y depresión. He logrado ser más fuerte mientras he aprendido a ser más sensible y atender los aprendizajes que me quieren dejar estos sentimientos, mientras abandono el intento de domarlos. 

Este año que ha sido de tanto reto, les quiero compartir  dos herramientas que han sido sumamente útiles para aprender de mis estados de ánimos más incómodos. Fue un año de búsqueda y exploración, y encontré en dos estrategias de escritura, una fuente de crecimiento muy profunda. No se necesita vivir en condición dislexica para emplearlas, pero se que con las situaciones que vivimos, son especialmente importantes para deshacer barañas mentales, fantasmas inventados, y angustias que cargamos gratuitamente y sin necesidad.

La primer carta, la titulada Primer Borrador de Mierda (PBM) es un ejercicio que aprendí de leer Más Fuerte que Nunca de Brené Brown, quien al investigar la vergüenza y la vulnerabilidad ha descubierto formas de enseñar la resiliencia (ver su excelente y animada platica en Netflix).  El ejercicio parte de preguntarse ¿Qué historia me cuento sobre una situación? Detrás de situaciones dolorosas, tristes, de estrés, de enojo, muchas veces existen interpretaciones que organizan dichas maneras de sentir, dejándonos fijos en una visión limitante.  Nuestras interpretaciones a su vez son organizadas por narrativas, por las historias que ofrecen un recuento de una situación. Es así que varias personas pueden haber vivido la misma situación, pero contar historias totalmentes divergentes de las mismas. Aún más interesante, a veces lo primero que nos contamos de una situación refleja una interpretación rápida y limitada, que luego puede producir malentendidos, frustración, enojo, ansiedad, depresión u otra diversidad de sentimientos. Brown nos invita a constantemente reelaborar la primer versión de dichas interpretaciones, sobretodo en aquellas situaciones que nos causan malestar emocional. Nos indica que concideremos a la narrativa como la primera versión del manuscrito. Raramente la primer versión de un escrito es la mejor, de hecho, dice Brown, esta suele ser una porquería, o un PBM. Nos insta a redactar cotidianamente nuestros PBM para externalizar y hacer explícito la historia, para así poderla examinar y desmontarla. Al redactar la historia, es importante ser espontáneos, perder el miedo a no sonar “racionales”, escribir contradicciones y emociones fuertes, siendo un texto que quizá nos daría terror que otros vieran. El PBM nos ayuda a preguntarnos de esta historia ¿Qué cierto? ¿Qué podemos asegurar con certeza? ¿Qué me enseña respecto a mi persona? ¿Qué puedo aprender de la situación? (Preguntas son del resumen de Gill Stannard).

Al compartirles arriba mi PBM, de hecho es uno entre varios que he escrito, es algo que me cuesta compartir, me da vergüenza hacerlo público, sin embargo se que no soy el único en sentirse así. Me he dado cuenta la presión a la que me he sometido, y que lejos de ayudar, contribuye a estar mayormente estancado. Además, identificó en esta narrativa de ser “víctima” de mis propias “faltas cognitivas o de carácter” una historia vieja y familiar que llega cuando me siento vulnerable, cuando siento que no cumplo con mis propias expectativas, que a veces pueden ser irreales. 

La segunda herramienta, ejemplificada por la segunda carta, la Carta desde el Amor, llega de la escritora Elizabeth Gilbert, en donde cuenta en una entrevista un ejercicio que hace cotidianamente para estar en balance emocional (ver la entrevista titulada The Art of Being your Self).  Ella dedica tiempo a escribirse diariamente desde una voz de un ser que te ama incondicionalmente, que le respeta profundamente y que siempre busca su bien. Esta voz no tiene que ser la de una persona o la de un ser, puede ser de una persona que nos ha demostrado mucho amor en nuestro presente o pasado, vivo o muerto, puede ser de nuestra mascota, de Dios, del universo. Este ejercicio nos libera de suspender la voz crítica,  fortaleciendo en su lugar una voz de mayor empatía, de respeto y cariño. 

La Carta desde el Amor que les compartí arriba me recuerda que esto que se llama amor propio, es una práctica, no un punto final. Es como el comer nutritivo para mantenerse saludable, una práctica diaria, cotidiana y constante. Me ayudó a enfocar mi atención en lo importante, y de seguir compartiendo con ustedes aun con el temor que me genera.

En los últimos meses estos dos ejercicios se han complementado para retar formas automáticas de interpretar, para crear nuevas perspectivas, para crear una voz propia más resiliente. 

Espero que estas dos estrategias sean herramientas socioemocionales útiles para incorporar a tu repertorio; estas que nos permiten actuar con valentía ante las situaciones que son intensas para las personas que vivimos con dislexia. Existen muchas otras prácticas que no mencione: el ejercicio, meditar, aprender a pedir apoyo, ser más abierto con amigos y conocidos, el agradecimiento cotidiano, para varios la oración, conectarse con la naturaleza, la convivencia, etc.  ¿Cuáles son tus prácticas que constantemente te fortalecen emocionalmente?

Un comentario

  1. Querido Miguel, creo tendré que buscar más sobre dislexia… existen situaciones que me resulta muy familiares… Un fuerte abrazo!!!

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