Carta a un joven o una joven con dislexia (segunda carta)

¿Cómo se siente la dislexia? En esta carta te comparto sobre el impacto emocional de vivir con dislexia, de como internalizamos la autocrítica, y de la importancia de saber negociar con nuestro troll interno para dar lo mejor de nosotros.

De lo que investigues sobre la dislexia, mucho te va dar la impresión de que algo está mal en tu cabeza. Es lo que aprendí en mi formación como psicólogo. Hoy en día el nivel de sofisticación de esta forma de entender la dislexia es alto. Se cuenta con sorprendentes imágenes funcionales del cerebro mientras se lee, se cuenta con ingeniosas maneras de manipular variables cognitivas para detectar deficiencias al procesar información lectora. Sin duda toda esta información te ayudará a comprender mejor el por qué eres diferente a otros desde bases cognitivas básicas y en términos generales las bases biológicas de tu condición, y encontrarás un mar de información del cual fácilmente se puede uno sentir saturado. Aun así quizá no encuentres nada que te ayude. El énfasis por curar, o por regresarnos a ser “normales” aun es muy fuerte en la investigación. Lo que no se explora con tanta profundidad es el impacto personal de la dislexia, el cómo se siente la dislexia.

Abrumado o abrumada, ¿qué no vives así constantemente? Si estás en la escuela, es un constante estrés saber que tendrás que desvelarte para terminar un trabajo que para otros les cuesta un par de horas, ese ensayo te sumerge en la desesperación, tienes una noción de que escribir, pero las palabras no fluyen, anuncian los capitulos que tienes que leer y todos los compañeros se quejan, pero tu entras en pánico. Hace algunos años que estudiaba el posgrado en psicología en Estados Unidos rentaba con compañero del programa una casa (era mi roommate). Un semestre tomabamos una clase juntos, y se nos asignó varios capítulos a leer de un libro grueso. Yo comencé a leer, con dificultades para concentrarse, repasaba las páginas, subrayaba, hacia mis notas, pensaba ejemplos, pero todo lento, tardé días. Desde hace años en la licenciatura desarrollé mis complicados rituales, nada de concentración si tenía sueño, nada de concentración si gente platicando a mi alrededor, mucho café, leer por la tarde-noche, noches en vela, y todo esto para cumplir con la asignación y escribir un ensayo. Todo este complejo ritual viviéndolo con culpa por no leer más rápido, por no ser tan disciplinado, por distraerme revisando correo, revisando cosas que no eran tan importantes, y sobretodo por avanzar lento, desesperadamente lento. Unos días después mi roomate se sentó, con vino en mano, de vez en cuando subrayaba, y en un par de horas listo con la lectura que me tomó la semana, y al otro día listo su ensayo. Completamente abrumado, sintiendo envidia de mi compañero, y luego sintiéndome mal por sentir envidia, luego totalmente enojado por bloquearme esa semana, por distraerme, empezaron los reproches, las malas palabras, la frustración.

Si, en lo que investigues quizá te mencionan que con la dislexia puede llegar la autoestima baja, pero esto realmente no te dice nada. Siempre me ha causado problema la idea de la autoestima, ya que sin nombrarlo se está hablando indirectamente de la falta de fuerza de voluntad, y la fuerza de voluntad la tenemos. Que tal si los sentimientos de inferioridad no llegan de una debilidad emocional, que tal esta otra explicación. Has crecido con los constantes mensajes de un sistema educativo que pareciera no entender cómo aprendes, junto quizá con los de padres o familiares que con el miedo de que falles en la vida te presionan con sus propios mensajes al ver tu bajo desempeño, y llega un momento en donde estas voces toman una vida propia, sobretodo en los momentos de enfrentarte a tus dificultades. Así es como nace tu troll portátil. Es un trol atado a tu identidad, esa voz de constante crítica, te recuerda lo tanto que haces mal, que te compara con otros que notas más capaces, te repite etiquetas que has escuchado antes tonto, flojo, burro, y luego te critica de débil por pensar que eres débil. Asi aprendes el arte de trolearse a uno mismo. Pero aun con troll en la espalda, y con dificultades, aún encontramos la manera de salir adelante. Por eso no se trata de falta de voluntad.

Quizá el flujo de críticas de tu troll ya te ha paralizado en momentos importantes, quizá ya ha provocado de dejes trabajos importantes hasta el último día, o que te exijas tal nivel de perfección que el indicador de ansiedad de tu cuerpo llega al rojo y se mantiene ahí. Entregas trabajos a último momento, quizá ya seas experto o experta en pretextos, te acompaña un estado de agotamiento constante, frustración, tristeza y depresión. El sentir la dislexia de esta manera no crea condiciones para aprender, y si ya en sí tenemos algunos retos en algunas áreas para aprender óptimamente, el sentirse constantemente abrumado disminuye nuestra habilidad más.

En la próxima carta hablaré sobre crear apoyo y encontrar y crear espacios para crecer y aprender. Pero me quiero enfocar aquí en el cómo SE SIENTE LA DISLEXIA, y no siempre es agradable. Sin embargo la respuesta no está en lamentarse por tener un “sistema nervioso deficiente”, nada de hacerse víctima de nuestra propia biología. En algún momento tendrás que desarrollar la capacidad de apaciguar a tu troll. Es muy difícil que te deje, en los momentos en donde tus dificultades se vean expuestas, ahí estará, tan desagradable como siempre. En el fondo el troll te quiere alejar del riesgo, del ridículo, de sentirte abrumado. Se le escucha, se le contesta, se le recuerda éxitos ante los retos, se le ubica (por ejemplo, una calificación no definen mi inteligencia, ni mi futuro), y en veces se le calla. El troll detestará que puedas ser compasivo con tus dificultades, que pidas ayuda de otros para superar bloqueos emocionales, que te desahoges al sentirte sobrepasado; ante el bloqueo, ir a caminar, escuchar musica, respirar profundo, o hacer lo que te funcione para relajarse y recordar que ya has estado en ese espacio emocional antes, y aun así saliste adelante.

La dislexia también puede ser emocionante, como cuando igual entregué el trabajo durante el posgrado, y me fue tan bien como a mi roomate, como cuando descubres nuevas formas de aprender algo, tomando caminos que te llevan a descubrimientos que tus compañeros no reconocen. Te ayuda a enfocarte en lo que te importa, en donde vas apostar en lo que te apasiona, ya que tu dislexia te ayudará a descubrir algo emocionante en donde vale la pena lidiar con tu troll para llegar a tu meta.

Regreso al tema de la primer carta, aceptación, de tus limitaciones y capacidades, y nada de resignación.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Salir de la versión móvil